noviembre 28, 2005

Dios, los Hombres y sus religiones


En pleno uso de mis facultades mentales (hay quienes tienen sus dudas), y ejerciendo mis derechos conferidos por la Constitución de la República Argentina y la Declaración de los “Desechos” Humanos (habrá quien me los niegue...), declaro enfáticamente:

  1. No soy DIOS.
  2. Tampoco soy pariente cercano.
  3. No he recibido de Dios ningún tipo de instrucciones para llevar a cabo ninguna MISIÓN SAGRADA, del tipo que sea.
  4. Tampoco soy Agente, Representante ni Distribuidor de Dios, ni tengo otra relación con Él, que la de ser una pobre consecuencia de Su Habilidad Creadora.
  5. No me ha dado Dios concesión alguna, como tampoco lo ha hecho con nadie más, para la explotación comercial de ninguna de sus Ideas, Secretos o Teorías, bajo la forma de Religión, Superstición o política.
  6. El Plan de Comercialización empleado por Dios para su Producto Final es un secreto celosamente guardado, y al que no han podido acceder ni las más grandes Corporaciones Multinacionales de nuestro planeta.
  7. Si usted está pagando de alguna manera encubierta por un terrenito en el Reino de Dios, revise cuidadosamente el contrato que le han hecho firmar y comprobará que los Recibos Provisorios que le han dado carecen de todo valor.

Sin ánimo de cansar al lector, me veo moralmente obligado a declarar también mi absoluta falta de interés por la creación de alguna nueva religión, culto o Iglesia, vista la total inutilidad de esa vía para alcanzar La Felicidad y/o La Paz del Espíritu, aunque sería una muy buena salida para algunas angustias y estrecheces económicas…

Declaro con todo énfasis que la totalidad de mis esfuerzos están dirigidos a la desactivación y desmantelamiento definitivo de la Bomba de Basura, vistos los nefastos y perniciosos efectos que ha provocado sobre la Humanidad.

Lamento de verdad que esto vaya a provocar la desaparición de la Fuente de Trabajo de los millones de Operadores y Beneficiarios de la mencionada Bomba, pero peor es casarse.

Una vez hechas estas aclaraciones, sigamos adelante. A esta altura de los hechos creo que ustedes están casi convencidos que soy un Ateo Redomado. Tengo el placer de hacerles saber que, como de costumbre, se han equivocado una vez más. Veamos porque:

A pesar de los infatigables esfuerzos de numerosos grupos religiosos para convencerme de que Dios no existe, debo reconocer públicamente que, en mi muy modesta opinión Dios SI EXISTE. Puede apostar su fortuna a que sí.

Sostener que grupos religiosos puedan intentar convencer a alguien de que Dios no existe puede parecer una contradicción inexplicable. Sin embargo no es así. Los misioneros Católicos, Mormones, Protestantes, Budistas, Musulmanes y las restantes concesionarias religiosas, han intentado por siglos convencer a los demás que el Dios de los demás no existe. Y que el Único Dios Verdadero es el que ofrezco a ustedes por esta única vez, a un precio promocional y que no debe faltar en la cartera de la dama ni el bolsillo del caballero.

Todos son igualmente sinceros en su prédica, es decir, mienten con total desparpajo para cosechar clientes para su Corporación. Bien analizado el asunto –lejos del Chorro de Basura de nuestra Bomba Local– los grupos religiosos tratan de convencer a todos de la existencia de un Dios que ELLOS han creado a SU Imagen y Semejanza. Aunque la Biblia diga que es al revés, y la Constitución afirme que tenemos Derechos...

Explíqueme entonces como es posible que para nosotros Dios sea un viejito sonriente de barba blanca y piel sonrosada, que Alá tenga una facha de turco que voltea, Buda tiene los ojitos tirantes como puñalada en tarro, y los cafres sostienen porfiadamente que Dios es más negro que el sobaco derecho de Pelé.

Dios es como nosotros quisiéramos que fuese. Otra vez ese asunto molesto del Debería Ser versus el Así Es. Mala suerte...

Y la Bomba de Basura creó entonces a los Papas, Rabinos, Brujos, Almuecines, Shamanes, Hechiceros, Obispos, etc, para que hagan de Referí en una pelea a todas luces tramposa. Y hacen trampa porque ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre asuntos tan importantes como “cuándo, cómo y para qué” Dios resolvió crear todo esto que nos rodea, y cuáles fueron los antecedentes laborales de los Primeros Distribuidores de la Gracia Divina?

Lo que pasa es que soy un curioso irredento y no me conforman las explicaciones tipo "es así porque así lo digo yo". Cuando uno se entera de que en la época de Jesucristo los únicos que sabían escribir eran los Escribas y/o los sacerdotes del Templo, se nos ocurre pensar cómo habrán podido escribir los Apóstoles sus correspondientes Evangelios, dado que se nos cuenta que eran simples pescadores o agricultores, totalmente analfabetos. ¿O no eran pescadores en realidad? Los judíos de esa época, apenas sabían leer lo necesario para aprender las enseñazas de la Tora.

Ni tampoco se nos han dado las explicaciones necesarias sobre por qué San Cristóbal fue durante casi dos mil años el Patrono de los Viajeros (se decía que había cruzado en hombros al Niño Jesús un río caudaloso), y resulta que el Papa Juan XXIII y luego Paulo VI lo borran del santoral porque nunca existió. Si durante la Inquisición alguien hubiese dudado de la existencia del mencionado santo, hubiese ardido hasta ser chicharrón en la pira de los sacrílegos, tal como le sucedió al Gran Maestre de la Orden de Los Templarios, sólo porque había descubierto la punta del ovillo. Se había percatado de la Bomba de Basura!

¿Y saben ustedes el asunto de la Virgen de Loreto? Resulta que la vivienda de la Sagrada Familia, que supuestamente estaba en Nazareth, fue llevada por los aires el día 10 de Mayo del año 1291 hasta Croacia, para salvarla de la furia destructora de los infieles invasores musulmanes, y luego, allá por Diciembre de 1294, por razones similares (Ojo! la NATO no existía todavía), ante el avance de las bestias peludas de Alarico, un Visigodo de aquellos Godos (no de los Otros Godos, u Ostrogodos? Se me hizo un lío…), fue nuevamente transportada (también por los aires) hasta la localidad de Loreto en Italia. Dada toda esta actividad aérea, con toda la logística necesaria para realizar estos sucesivos fletes aerotransportados, no es de extrañar que la Virgen de Loreto sea la Patrona de los Aviadores.

Y dije recién que la vivienda de la Sagrada Familia estaba supuestamente en Nazareth, porque también resulta que, a la luz de las evidencias y documentos históricos, dicha aldea nunca existió. Mejor dicho, como había que hacer coincidir las inexactitudes transcriptas en los Evangelios por los monjes copistas del siglo IV, con una realidad que no existió, fundaron la aldea de Nazareth en el siglo VII, para solaz y alivio de los peregrinos que acudían a ver dicha aldea y no la podían encontrar por ningún lado. Cosas de la Historia... y del negocio turístico.

Todo nace del asunto de que a Jesucristo se le llamaba el Nazareno. Las autoridades eclesiásticas necesitaban encubrir el hecho de que Nazareno (o Nazoreo) era el integrante de la secta de los Nazarenos, también conocida como Zelotes. Estos Zelotes o Nazarenos tenían unas costumbres un tanto alejadas a lo que el cristianismo inventado por San Pablo nos quiso hacer creer. Entre alguno de los usos en boga entre esta gente, figuraba el compartir sus mujeres entre todos los varones de la secta. Este asunto está muy bien documentado por el historiador judío Flavio Josefo, que por un tiempo se convirtió en un “zelote” o “nazareno”.

Parece que mientras él podía hacer uso de esta costumbre tan peculiar (y de las mujeres de los demás), el asunto caminó bastante bien. Pero cuando don Flavio se casó, cuenta él mismo que la cosa no era tan atractiva como le había parecido antes, y renunció a la secta. El asunto es que, como integrante de esta secta, tuvo la oportunidad de conocer a Jesucristo, sus hermanos, hermanas, tíos, primos y sobrinos con bastante precisión, y nos ha dejado un retrato bastante diferente al que nos ha querido mostrar San Pablo.

Le advierto que, si aguijoneado por la curiosidad, usted se lanza a leer los escritos de Flavio Josefo, terminará bastante excomulgadito. Pero, como siempre digo, mucho peor es casarse...

Que quiere que le diga... Cuando estudiaba yo el Catecismo y pedía alguna explicación más científica o racional sobre algunos de los muchos Misterios de la Fe, se me decía que eran Dogmas. Que era necesario tener Fe. Es decir, creer o reventar. Recuerdo que al segundo día me expulsaron de las clases de catecismo (a los 6 años de edad) porque interrumpía a la maestra insistiendo en preguntar “¿Con qué “otras gentes” se fue a vivir Caín después de matar a Abel –si ellos eran los primeros hijos de Adán y Eva, y sus hermanitos no tenían edad aún para formar pueblos con "otras gentes"?"

Mi elemental entendimiento de niño ignorante me había permitido estrenar mi recién adquirida capacidad de contar, sumar y restar. Había hecho los cálculos, conté, y sumé: “Adán, uno; Eva, dos; Caín tres; Abel, cuatro,” y ahí terminaba la cuenta del catecismo. Sin embargo, al escuchar que, después de la muerte de Abel, Caín se “había alejado a vivir entre otras gentes”, la cosa ya no me cuadró de ninguna manera y se me despertó la curiosidad –y mi simpatía por el anarquismo. A los seis años. Mi poco respeto por la Autoridad me viene desde entonces.

Sin embargo, a mí me gusta creer. A usted también. Pero a mí me gusta que me demuestren racionalmente en lo que debo creer. Porque creer es una Necesidad Natural. Los únicos que no creen en nada son los muertos. Y el creer en cualquier pavada, sólo porque “Así Lo Digo Yo,” me parece una locura suicida.

El asunto del Dogma fue creado por los Operadores Mayores de la Bomba de Basura, como el método ideal de conseguir acallar las preguntas molestas de los Incautos, aunque sin lograr disipar las Dudas. Hasta el día de hoy, el principal problema de los Operadores de la Bomba es encontrar un método que consiga ambos efectos, sin caer en cuenta que el único que existe es decir con total franqueza toda la Verdad. O decir simplemente: "No sé...".

Recordando algo que escribió Kurt Vonnegut hace muchos años:

El Hombre preguntó con cortesía: -"Cuál es el propósito de todo esto?"- Y Dios preguntó a Su vez: -"Tiene que haber un propósito para todo...?"

- "Por cierto!"- respondió el Hombre.

-"Entonces"- dijo Dios -"dejaré que sea usted el que piense en algún propósito para todo esto."- y se marchó dejando al Hombre tan solo como había estado.

Después el Hombre habló del tema con un Creador de Iglesias. El Creador de Iglesias le dijo la Verdad:

-"Encontré un pueblo aplastado por la pobreza y la represión política. Les di una Religión de Mentiras Inofensivas y puede ver usted cuán felices son."-

El Hombre dudó: -"Como puede una Religión útil basarse en mentiras?"-

-"Verá usted,"- le respondió el Creador de Iglesias, -"Cuando la Verdad de su vida es demasiado terrible, esa Verdad se convierte en su Enemigo.....”­

Es curioso ver como las terribles verdades son deformadas y transformadas en Dogmas de Fe. Verdades como la triquinosis y las enfermedades venéreas (flagelo de antiguos pueblos), dieron lugar a la imposición de la prohibición de comer carne de cerdo y a la circuncisión. Y razones similares dieron origen a la prohibición de beber alcohol o representar la figura humana, o comer alimentos que no hayan sufrido un proceso especial. Los dogmas son el recurso ideal para impedir el cuestionamiento de las autoridades religiosas, y permitir que se siga perpetuando la explotación de los fieles por parte de los que se han arrogado la Dirección y Administración Comercial de la Religión.

No estoy en contra de la Religión como medio de aliviar la tremenda angustia que nos produce el pensar "Cómo, cuándo y por qué empezó TODO?". Y el concepto de Dios nos viene al dedillo para disculpar nuestra ignorancia y nuestras limitaciones, cargando con las culpas de todas las calamidades o beneficios que se presentan a diario.

Los Dogmas están más cerca de los Tabúes que de la Inteligencia, y seguir creyendo en Dogmas antiguos, a la luz de los descubrimientos científicos actuales, es una actitud rayana con la debilidad mental.

Ciencia significa “conocimiento”. Y el conocimiento ha sido y será siempre enemigo de las Religiones porque proporciona respuestas a los interrogantes básicos. La ciencia tiene la tendencia a aclarar todas las dudas, y las dudas y Misterios son el ingrediente fundamental de cualquier Religión. Sin ignorancia no hay dudas, sin dudas no hay miedos, y sin miedos no hay Religiones --ni ONGs ecologistas.

Vuelvo a insistir: las religiones se implantaron como sistemas para asegurar la provisión de los fondos necesarios para mantener las Estructuras Comerciales y Administrativas en vigencia. Mantener toda la Burocracia Religiosa insume una cantidad desmesurada de dinero. Y cada pequeña Iglesia, Sinagoga o Templo cumple la función de Terminal de Recaudación.

El río Amazonas se nutre de los millones de pequeñísimas vertientes y arroyuelos que nacen en los Andes y en las serranías de la selva. Cada uno realiza su minúsculo aporte de agua de manera casi constante. El resultado es el ingreso al Atlántico del caudal de agua más fabuloso que se conoce en el mundo...

Por eso las Iglesias han tenido especial cuidado en impedir el desarrollo del conocimiento y de las ciencias, limitando el afán de conocimiento del Hombre por medio de anatemas y excomuniones. Las Autoridades Eclesiásticas de cualquier culto que sea se han arrogado el Poder Administrativo de las Religiones, sin que ninguna de ellas se salve.

Con ello han debido crear legiones burocráticas que contribuyen al mantenimiento fluido del caudal de aportes monetarios de sus fieles. Y a esta altura de la Historia, el monto de dinero que mueven las Religiones es algo sideral. Si la plata corre, es que hay negocio de por medio. Basta ver los escándalos que aparecen con bastante frecuencia, sobre verdaderos emporios económico-financieros de los "predicadores" en los EEUU, dueños de estaciones de radio y TV, que llenan estadios enteros y recaudan millones de dólares. También nuestra popular Iglesia Universal de predicadores brasileños –con una cara de tránsfugas que mete miedo. Toda esta Fe que dirigen y mueven estos "predicadores" no les impide tampoco tener sus correspondientes queridas y sus aventuras extramaritales -que ellos tanto condenan.

Pero cuando la gente se cree todo lo que le dicen (porque tienen miedo de "condenarse" y provocar la Ira del Señor si pretenden investigar un poco en busca de esta Verdad tan mentada, la acción de los "predicadores" tiene una potencia incontenible. Jamás ninguna Iglesia o Religión permitirá que sus fieles inicien investigaciones históricas o científicas que puedan poner al descubierto la superchería.

El negocio se les terminaría de inmediato. Sus organizaciones burocráticas, sus Bancos, sus Iglesias, sus Sinagogas, sus Templos, ya no tendrían sentido. Habrían perdido su poder recaudador.

Mañana será otro día.

noviembre 26, 2005

La Bomba de Basura

Este blog de FAEC quiere la intención de hacernos olvidar (dentro de lo posible) un poco todo el bodrio de mitos y fraudes en la ecología, y tratar otros temas menos importantes --como podría ser el sentido de la vida y la existencia del mundo.

Como cae de maduro, todos estos temas están destinados a quienes tienen la barriga llena y una cuchita para dormir, porque quienes tienen el estómago vacío no son proclives a la filosofía, y su humor no da para pensamientos de alto vuelo. Por lo tanto, inicio mi serie de ensayos con un tragicómico análisis de la realidad que nos rodea. Mi tesis, jamás expuesta ante mesas examinadoras académicas, es que desde tiempos inmemoriales existe un artefacto imaginario –por ello mucho más peligroso – llamado La Bomba de Basura. En 1989 escribí un pequeño libro al que titulé, precisamente, con tal nombre – pero que decidí no publicar vistas las peripecias que tuvo sortear Salman Rushdi por su famoso libro Los Versos Satánicos. Locos peligrosos andan sueltos y uno nunca sabe como reaccionarán.

Un artefacto diabólico (no tanto como los versos de Rushdi) fue inventado hace algunos cientos de miles de años y que es el culpable de todos los males que imperan en la Tierra: la Máquina de Bombear Basura, o más cortito: La Bomba de Basura.

La Bomba de Basura se carga con Ideas. Las Ideas, que pueden ser de todo tipo, en su gran mayoría son de tipo Político y Religioso. Los destinatarios del Chorro de Basura son todos aquellos que dispongan de algún dinero que se les pueda sacar, o que puedan servir a los fines de sacarle dinero a los demás habitantes del Planeta.

Los efectos de la Bomba de Basura se hacen sentir desde la más tierna edad, y se manifiestan en la facilidad con que las víctimas creen en lo que les dicen las Autoridades. A su vez, algunas Autoridades pueden ser inconscientes operadores de la Bomba de Basura, como los Padres, Abuelos, Maestros de Catecismo, Profesores Universitarios y también un amigo mío que sabe muchísimo. Fíjese usted, hasta lo hacen con AMOR...

Existen otras Autoridades que están conscientes de la utilidad de la Bomba de Basura como el más idóneo de los medios para convencer a la gente que debe dejarse oprimir y esquilmar, y además sentirse agradecida por la bondad y protección de la Autoridad. La pobre gente no entra a analizar las intenciones: es sabido que las intenciones de los Gobiernos, Partidos Políticos, Sindicatos son, por lo general buenísimas. Lo malo son SIEMPRE los métodos. Y lo PÉSIMO son los resultados.

Recibe diferentes nombres según los países donde opera, como A Bomba de Lixo, The Garbage Pump, Die Abfall Pumpe, y a veces, la Babom de Suraba. De manera sucinta, este arteacto está en funcionamiento las 24 horas del día al servicio de todos aquellos que, de una manera u otra, tienen la misión de oprimir al prójimo en nombre de alguna Sagrada Misión, alguna Causa Popular, o más frecuentemente asquerosos intereses personales.

Pongamos dos pequeños ejemplos: Usted es un ganadero animado de las más buenas intenciones. Tiene una vaca infestada de garrapatas y decide librarla de ellas cueste lo que cueste. Lo felicito por sus excelentes intenciones. Pero resulta que usted tiene menos inteligencia que la vaca y decide que la mejor manera de librarse de las garrapatas es quemarlas con un lanzallamas. Una vez que terminó con la última garrapata, descubre que su vaca es un chicharrón carbonizado. "Que macana!"- piensa usted-
"Si yo solamente quería quemar las garrapatas!".

Sus intenciones eran excelentes. Pero por desgracia su método fue desastroso. Usted dirá que hay que ser muy tonto para usar un método semejante y estoy de acuerdo. Veamos entonces el segundo ejemplo, para ver si se atreve usted a decirme que hay que ser muy tonto para usar un método así.

Las Leyes y Reglamentos que tratan del famoso Salario Familiar. Las intenciones de estas leyes son para darle una Medalla de Oro y Gran Diploma de Honor al que las imaginó. Pero los resultados que se han obtenido hasta el momento le han hecho merecedor a un tiro en la nuca!

Y los Legisladores que las votaron y los que las siguen apoyando han demostrado una inteligencia inferior a la de la vaca de nuestro ejemplo anterior. Le explico por qué: Si una empresa debe contratar un empleado que producirá por un valor teórico de 100, lógica y naturalmente elegirá un trabajador que le cueste cuando mucho 70, que sea soltero en lo posible o, por lo menos que no tenga un familión tremendo ya que el sueldo que realmente deberá pagar puede llegar a ser más del doble que el sueldo del soltero. Todos sabemos cuán necesitado está el padre de familia para alimentar su familia, y
con cuánta razón se merece el puesto.

Sin embargo, una fábrica o comercio que cubra sus planteles con trabajadores que tienen familia numerosa tendrán un costo laboral que podría ser más del doble que lo necesario. Es decir, contrata a un empelado que a todo trapo entrega un valor de 100 pero cuesta 140 mantenerlo. Consecuencia: costos elevados, poca o nula rentabilidad, incapacidad de competir.

Resultado: fuera del mercado.
Resultado 2: Cierre de fábricas y fuentes de producción y empleo.
Resultado 3: Desempleo masivo.
Resultado 4: Miseria y agitación social, crisis económicas.

La realidad y la experiencia nos demuestran que los empleados solteros y obreros de bajo salario familiar tienen preferencia sobre los demás de familia numerosa. Con lo que se demuestra que la Ley de Salario Familiar sólo consigue perjudicar a quien tiene intenciones de favorecer. Para quitarle al necesitado las garrapatas de la miseria, lo hacen con un lanzallamas. Caemos en el viejo tema de las cosas como Deberían Ser y como Realmente Son.

Los Métodos deben pensarse para obtener resultados correctos. Lo que se dice USAR LA CABEZA.

Todas estas leyes podrían funcionar (hago énfasis en el tiempo condicional) si el salario familiar no fuese Impuesto por la fuerza a los empleadores, y en realidad fuese solventado por el Estado -- o por lo menos por los Legisladores que tan buenas intenciones tienen. Resulta muy fácil hacer beneficencia con el dinero de los demás. Ahora, cuando tenemos que "ponernos" nosotros la cosa es diferente. Y como ya sabemos de la escasa capacidad que tiene el Estado de solventar los gastos públicos, el problema es casi insoluble.

Digo "casi" insoluble, pues si el Estado no se entrometiese tan inicuamente en las actividades de sus ciudadanos, estorbando e impidiendo casi totalmente la produccci6n de bienes, bajase los impuestos y se limitase a su natural función de Policía, la ganancia de sus ciudadanos crecería de manera tan espectacular que con un mínimo de impuestos recaudaría las cifras necesarias para permitirle solventar SUS programas de "ayuda social".

Pero no nos hagamos ilusiones. Las Autoridades están cebadas en el intervencionismo desenfrenado. En los controles más estúpidos de precios y salarios, en la más absurda "regulación" de los mercados cambiarios y financieros, en la locura de creer que el Estado puede llegar a solucionar algo, aunque sea UNA vez. Sueños, DELIRIOS de ignorantes! Ilusiones de niños...! Lloremos en silencio.

Ahora, si usted forma parte del conjunto de las Autoridades mencionadas en último término, con seguridad le digo desde ya que se va a sentir ofendido. Me importa un pito.

Sin embargo, piense que esto que estoy contando es un chiste y deseo que lo tome como tal. Un ensayo filosófico al estilo Jardiel Poncela, que espero sinceramente que usted conozca y haya leído alguna vez.

¡Valor, Ediles y Ministros, Cardenales y Directores Técnicos! uno de los requisitos primordiales para ser un buen Operador de la Bomba de Basura es saber ignorar la verdad. Ignoren entonces todo esto y vayan a engrasar la Bomba.

Por hoy está bueno. Mañana la sigo.

noviembre 20, 2005

Katrina y todos los gatos en una bolsa

Katrina Mete Muchos Gatos en la Misma Bolsa

Por Eduardo Ferreyra - 16-septiembre-2005

Este artículo fue enviado el 11 de septiembre pasado al diario La Voz del Interior de Córdoba para su publicación junto a los demás artículos escritos para un debate sobre el huracán Katrina. Este diario ha mantenido desde hace varios años una política ecologista que, entre otras cosas se ha manifestado en la ignorancia absoluta a mis comentarios, artículos, y cartas enviadas al “Correo de lectores”, o a los editores en jefe, ejerciendo una censura previa muy lejana a las tradiciones de sobriedad y seriedad periodística que mostraba el tradicional diario Cordobés antes de caer en manos del conglomerado pseudo periodístico de Clarín.

Dado que en los últimos años La Voz del Interior nunca se molestó en contestar mis mensajes (ni siquiera para aconsejarme que no siguiese perdiendo mi tiempo), y transcurrido un prudencial tiempo para que esta comunicación ocurriese, o se hubiese publicado el artículo, es que FAEC lo pone en la web para información de la gente que no se contenta con el contenido ideológico de La Voz del Interior.

Córdoba, 10 de septiembre, 2005

Sr. Director de La Voz del Interior

De mi mayor consideración:

Le ruego que considere el siguiente aporte dentro del debate abierto sobre la catástrofe del huracán Katrina que devastó Nueva Orleáns la semana pasada, que ha incluido a personas que representan a distintas facetas del pensamiento y la actividad humana. Le falta, sin embargo, la visión de quienes tienen conocimientos sobre climatología, y que hace años que se vienen pronunciando sobre el tema cambio climático y las exageradas y desinformantes expresiones alejadas de la ciencia que hacen algunos representantes de ONGs ambientalistas al respecto.

Sin otro particular, le saludo con mi mayor consideración,

Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Fundación Argentina de Ecología Científica

Todos los Gatos en una Misma Bolsa

Los desastres suceden. Hacen 250 años atrás, el 1º de noviembre de 1755, Lisboa, la capital de Portugal fue destruida por un terremoto que mató decenas de miles de sus habitantes. Como el huracán Katrina, la calamidad de Lisboa inspiró no sólo pavor por la potencia de la naturaleza y simpatía por sus víctimas indefensas, sino toda clase de comentarios moralistas. Uno de los más recordados es el del filósofo francés Voltarie, quien incluyó al terremoto en su hermoso libro Candide

Para Voltaire, la destrucción de Lisboa es una prueba de que “no vivimos en el mejor de los mundos posibles,” – una posición filosófica compartida por Gottfried Leibniz, pero muy concisa y brillantemente expuesta en el ensayo de Alexander Pope sobre la humanidad, “Lo que sea, está bien.”


De acuerdo con Leibniz el mal y el sufrimiento son parte integral del orden dispuesto por Dios. Aunque parezca inexplicable para nosotros, son parte un plan divino y, paradójicamente, el mundo sería sin ellos un poco menos perfecto.

No sabemos ni sabremos jamás las razones por las cuales Dios parece estar ausente cuando las grandes tragedias ocurren, ni por qué permite que ocurran. La respuesta de Voltaire era la clara exposición del pensamiento ateo, los terremotos ocurren porque Dios no existe: “Una cruel pieza de la filosofía natural!” le escribía a un amigo, “¿Qué dirán ahora los predicadores?” Voltaire creía que la humanidad aprendería una lección a partir de la indiscriminada crueldad del terremoto. Creía que la catástrofe “le enseñaría al hombre a no perseguir al hombre porque, mientras algunos farsantes santurrones están quemando en la pira a algunos fanáticos, la Tierra se abre y los traga a todos por igual.”

Por desgracia, eso es apenas una expresión de deseo voluntarioso. Por el contrario, la respuesta humana más común a un desastre natural es reafirmar, más que repudiar, la fe religiosa. La religión tiene sus orígenes prehistóricos en el deseo humano de encontrar algún propósito divino en los acontecimientos naturales. El Viejo Testamento interpreta al Diluvio de Noé como un castigo divino para un mundo pecaminoso.

En el mismo espíritu, comentaristas religiosos y laicos se han apresurado a atribuirle significados morales a la destrucción de Nueva Orleáns causada por el huracán Katrina. Los desastres naturales, no son como los ataques terroristas que tienen culpables materiales bien identificados, y causas bien declaradas. Con un huracán, es necesario ser más creativo. La respuesta más banal fue la de culpar a las autoridades locales, estaduales y federales por graves pecados de omisión. Estas acusaciones impulsaron a un ex funcionario de gobierno a declarar de manera defensiva, “Somos todos culpables.” ¿Por un huracán?

Actualmente, la tragedia del huracán Katrina ha sido transformada en una vergonzosa parodia mediática. Un análisis rápido del tema nos muestra que tiene cuatro partes básicas:

  • Un huracán clase 4 pasando por encima de una ciudad muy mal ubicada;

  • Un fracaso gubernamental a nivel local, estadual y nacional en prevenir y actuar después;

  • La pobreza de gran parte de la población de Nueva Orleáns asegurando que la mayor parte de esa población no pudiese abandonar la ciudad; y

  • Un enorme ignorancia sobre la ciencia meteorológica y climática, compartida por periodistas, al decir de Tato Bores “opinators” de toda laya, agencias noticiosas y representantes de organizaciones ambientalistas.

Todos llevando agua para sus respectivos molinos y para ello meten a todos los gatos en una misma bolsa. Cuando el río viene revuelto, se dice que los pescadores salen ganando.

Un periodista del diario El País de Madrid lleva agua para su molino socialista criticando al neoliberalismo, sus políticas económicas y sus efectos sobre el mundo, como si el clima pudiese ser influido por la política. Otra opinión de un conocido representante del ecologismo local hace varias afirmaciones, entre ellas una sin base científica ninguna, que expresa: “¿Se asumirá por fin que el cambio de clima con sus huracanes cada vez más frecuentes y sus ciclones extratropicales es una dramática realidad?”, y la otra, con total desconocimiento de los sistemas republicanos de los Estados Unidos, de que el presidente Bush “se negaba, sonriendo, a firmar el Protocolo de Kioto. En su mermada capacidad de análisis el cambio climático global carecía de prioridad.”

De “mermada capacidad de análisis” se puede calificar el ignorar que el presidente de los Estados Unidos carece de las atribuciones para firmar ningún tratado de la clase que fuese por la elemental razón de que la exclusiva responsabilidad para hacerlo es del Congreso de su país. Quienes tienen memoria útil para estos casos de denuncias y acusaciones infundadas, recuerdan que en 1997 el Senado de los Estados Unidos rechazó en una votación histórica, por 95 votos a cero, firmar ningún tratado que implicase la reducción de un consumo de combustibles que redujese la producción de energía. El Tratado de Kioto había sido enviado al Congreso a recomendación del entonces presidente Bill Clinton, impulsado por su vicepresidente Al Gore, el archecologista heredero del pensamiento verde de Jimmy Carter. El pueblo de los Estados Unidos, a través de sus legítimos representantes, fue quien rechazó el Protocolo de Kioto. No fue George Bush.

Bill Clinton y Al Gore comprobaron que su pueblo no era partidario de tomar parte en ningún tratado que redujese a cenizas su capacidad industrial, y sus condiciones de vida, y se olvidaron del tema para siempre. Pero el periodismo y quienes tienen intereses espurios en el Tratado de Kioto, siguen acusando al presidente George Bush de negarse a ratificar al tratado de Kioto. Sabemos que el Sr. Bush tiene serias limitaciones para llevar adelante un pensamiento coherente y lúcido, pero el tratado de Kioto escapa a sus deseos o posibilidades de ratificarlo. No lo puede hacer. No es de su competencia hacerlo. La constitución se lo prohíbe.

Tan falsa como esta afirmación contra George Bush, es la del aumento de la actividad de las tormentas y huracanes. Hay varios miles de científicos y climatólogos en el mundo que se han pronunciado en contra de esa posibilidad. Por ejemplo, el principal científico contribuyente a los capítulos sobre huracanes y tormentas de los Informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPPC), el Dr. Christopher Landsea, renunció el año pasado a su cargo y a seguir participando de los informes de la organización, por disentir con las afirmaciones constantes del IPCC de que las tormentas y huracanes habían aumentado. En su carta pública de renuncia, el Dr. Landsea dice, entre otras graves acusaciones contra el IPCC y sus autoridades:

“Para el próximo Informe de Evaluación 4, se me pidió hace muchas semanas atrás, a través del Autor Principal del Capítulo Observaciones — el Dr. Kevin Trenberth — que suministrara la redacción de los huracanes del Atlántico. Como lo había hecho en el pasado, estuve de acuerdo con ayudar al IPCC en lo que pensé que era una importante determinación, políticamente neutra, de lo que estaba sucediendo con nuestro clima. … Poco tiempo después el Dr. Trenberth participó en una conferencia de prensa organizada por científicos de Harvard sobre el tópico "Expertos alertan que el calentamiento global es probable que siga espoleando más estallidos de intensa actividad de los huracanes" junto con otras entrevistas mediáticas sobre el tópico. … Estas sesiones con los medios tienen el resultado potencial de provocar una percepción extendida de que el calentamiento global hizo que la reciente actividad de los huracanes fuese más severa.”

No sólo el Dr. Landsea afirma y demuestra que la creencia de que tormentas, huracanes y tifones han aumentando en frecuencia y severidad en los últimos años es totalmente errada, sino que observan que, “a pesar de algunas fluctuaciones cíclicas, la tendencia es hacia una reducción de la frecuencia e intensidad de estos eventos extremos del cli-ma.” Y la explicación es simple: no es el aumento del calor de la atmósfera quien provoca el nacimiento de los huracanes del Atlántico y del Pacífico, sino que es la diferencia entre las temperaturas del agua de los mares y las temperaturas del Polo Norte la que impulsa y potencia a los huracanes y tifones. Dado que los modelos climáticos computarizados predicen que los polos se calentarán más rápidamente que las regiones tropicales, la diferencia de temperatura es menor, y la generación de huracanes disminuye, tanto en frecuencia como en intensidad.

También han demostrado los estudios de muchos científicos que la mayor frecuencia y violencia de tormentas, huracanes y tifones ha sido mayor durante las épocas de grandes fríos, como la pequeña Edad de Hielo entre 1350 y 1710, que en las épocas más cálidas como el Período Cálido Medieval, entre 850 y el 1350. En el siglo 20, la época con menos huracanes fue la década de los años 40, cuando más aumentaron los gases de invernadero. Se registró un aumento de la cantidad de huraca-nes entre 1995 hasta el 2000, pero la tendencia ha disminuido desde entonces.

El Utópico Riesgo Cero

Se nos alerta sobre que “Nueva Orleáns está a la vuelta de la esquina,” recordando la inundación de San Carlos Minas, pero olvidando que Lisboa y cualquier otro desastre natural también están a la vuelta de la esquina, y que contra los desastres naturales lo único que se puede hacer es tratar de minimizar las consecuencias y, como se nos aconseja, realizar estudios relacionados con la integridad estructural de los diques de Córdoba –pero sin olvidar que el viejo dique San Roque, considerado peligroso en su momento, fue imposible demolerlo, aún usando dinamita.

Pero personalmente hubiese preferido escuchar un plan para la eliminación de las vinchucas y el Mal de Chagas, riesgo concreto, diario, e invalidante para miles de personas, que una hipotética y remota inundación causada por la rotura de algún dique –evento que raramente se ha registrado en la historia del mundo.

Se recomiendan leyes y medidas que reduzcan los riesgos ambientales, pero se pretende llevar esos riesgos a cero, al precio que sea necesario, paradójicamente con costos de vidas humanas. El riesgo cero en cualquier actividad humana es una meta totalmente imposible. Pero hay riesgos que pueden reducirse, si se quieren tomar las decisiones políticas necesarias: viajar en avión representa un riesgo de muerte de 1 en 10 millones, pero el riesgo de fumar 20 cigarrillos diarios es igual a 1 en 200. Vivir cerca de un “basurero nuclear de alta radioactividad” tiene una probabilidad de muerte en 1 en 100 mil millones, pero ir a la cancha de fútbol le expone a uno a 1 en 25.000. Vivir cerca de una central nuclear tiene un riesgo de 1 en 10 millones, pero el viajar en ómnibus es de 1 en 10.000, exactamente la mitad del riesgo de enfriarse y enfermar de gripe, que es de 1 en 5000.

Hay riesgos ciertos y otros imaginarios o altamente exagerados. No es inteligente malgastar el dinero público en reducir a cero riesgos remotos o imaginarios y olvidar que hay otros riesgos de salud y seguridad muchos más urgentes y mucho más reales, como la pobreza y la ignorancia, las peores de las contaminaciones posibles.

El riesgo de que Nueva Orleáns sufriera una catástrofe si era alcanzada por un huracán severo era muy conocido ya desde decenas de años atrás, conocimiento que se afianzó más todavía desde que el huracán Camille rozó a la ciudad en 1969. Desde entonces los ingenieros del ejército de los Estados Unidos y múltiples asociaciones de ingenieros civiles habían hecho los análisis necesarios y recomendado las medidas adecuadas, entre ellas, las de no seguir construyendo en muchos sitios. Advirtieron desde entonces que si un huracán de clase 3 ó 4 tocaba de manera directa, los efectos serían terribles. Lo fueron.

Muchas de esas recomendaciones, sin embargo, apuntaban a desecar o modificar algunos de los humedales que rodean a la ciudad, como se hizo al sur de Roma en los años 20 con los pantanos del Pontino, y llevó a la eliminación de la malaria de Italia. Sin embargo, fue algo imposible de poner en práctica por la oposición férrea de organizaciones ecologistas como el Sierra Club, campeón del eco-logismo americano, quien en 1995 demandó al Cuerpo de Ingenieros del Ejército y consiguió impedir que se elevaran y se reforzaran los malecones y diques que hubiesen impedido que el mar inundase la ciudad. En el desastre de Nueva Orleáns, el Sierra Club tiene más culpa que George Bush.

Estas organizaciones ecologistas se oponen a que se toquen sus “humedales”, una de las niñas bonitas de su filosofía contraria al progreso y al mejoramiento de las condiciones de vida de los seres humanos. La asociación ecologista de Nueva Orleáns, “Salven Nuestros Humedales” demandó en 1975, y ganó un juicio contra el proyecto de construir varias compuertas en el Lago Pontchartrain, que hubiesen impedido el vuelco de efluentes tóxicos en el lago y el golfo de México. Para estas asociaciones ecologistas, la vida de sanguijuelas, caracoles y pescados tiene Prioridad Uno, la de los seres humanos no parece tener valor alguno.¿Actos de Dios, Venganza de la Naturaleza?

La realidad es, por supuesto, que los desastres naturales no tienen significado moral alguno. Simplemente suceden, y no podemos predecir dónde y cuando. En 2003, tomando apenas un solo año como muestra, 41.000 personas murieron en Irán cuando un terremoto sacudió a la ciudad de Bam; más de 200 personas murieron en un pequeño terremoto en Argelia, y poco menos de 1500 murieron en la India en una desusada ola de calor. En los Estados Unidos, cuna y paraíso de la seguridad ambiental, murieron por lo menos 100 personas a consecuencias tormentas e incendios forestales. No contamos los muertos cuando descarrila un tren en la India o cae un ómnibus repleto de gente a un barranco en los Andes Colombianos, Peruanos, o Ecuatorianos, o…

Los desastres naturales –por favor no se les llame Actos de Dios o Venganza de la naturaleza- mataron ese años a muchas más personas que el terrorismo, calculadas en 4.271. Y sin embargo, los desastres naturales causan muchas menos muertes cada año que las enfermedades del corazón (unas siete millones) y los accidentes de tráfico (un millón). Claro que si los infartos y los accidentes de auto ocurrieran todos el mismo día y en la misma ciudad, los medios de comunicación nos estarían abrumando entusiasmados durante meses con el tema.

No nos cuentan, sin embargo, de las 4 millones de muertes –perfectamente evitables- que efectivamente ocurren anualmente a causa de la malaria, porque las asociaciones ecologistas decidieron hace 33 años prohibir al mejor medio de eliminar a la malaria de la faz de la Tierra. Sin embargo, a la hora de acusar a las autoridades, lo hacen queriendo ocultar que esas autoridades muchas veces no pudieron actuar por la oposición que ellos mismos hicieron. Me pregunto que habrían opinado Voltaire, el ateo, y Leibniz, el religioso, sobre el accionar de los seguidores de Gaia, la Diosa de la Madre Naturaleza.

Como Voltaire lo comprendió, los huracanes como los terremotos, deberían servirnos para recordarnos nuestra propia vulnerabilidad como seres humanos enfrentados a una naturaleza inmisericorde. Es una pena que, como ocurría en 1755, se prefiera interpretar a las catástrofes naturales de manera espuria que nos divide en vez de unirnos.

Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Fundación Argentina de Ecología Científica