octubre 21, 2006

Distribuyamos la riqueza –es decir el esfuerzo.

Circula por la Internet un cuentito que hace pensar en que hay tantas demandas que a primera vista parecen ser justas e inteligentes, que nos preguntamos por qué no se han adoptado antes. Total, parece ser fácil, con un poco de buena voluntad…

Dice el cuentito de la Internet:

Distribuyamos la Riqueza

Una universitaria cursaba el sexto semestre de sus estudios. Como es común en los universitarios, pensaba que era de izquierda y estaba a favor de la distribución de la riqueza, que aún ella no había logrado.

Tenía vergüenza que su padre fuera de derecha, y que se opusiera a los programas socialistas, proyectos de ley que otorgaban beneficios a los que no los merecían e impuestos más altos para los que tenían mayores ingresos de dinero.

Sus honorables y objetivos profesores le habían asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada.

Por lo anterior, un día se decidió a enfrentar a su padre. Le habló del materialismo histórico, la dialéctica de Marx, tratándole de hacerle ver a su padre cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto como el que defendía la derecha. En medio de la conversación su padre Le preguntó:

- ¿Cómo van las clases?

- Van bien - respondió la estudiante - tengo promedio de 10 puntos. Me cuesta, no tengo vida social y duermo poco, pero lo logro.

El padre pregunta:

- ¿Y a TU amiga Soledad, cómo le ha ido?....

La hija respondió muy segura de sí misma:

- Muy mal, Soledad tiene dos de promedio. Se la pasa todo el tiempo en los shoppings, o anda de fiesta en fiesta, no estudia y muchas veces ni siquiera asiste a clases. No me extraña que repita el semestre.

El padre mirándola a los ojos, lo respondió:

- Entonces busca al Jefe de Departamento o al Decano mismo, a quien tú quieras y pídele que le transfiera 4 de Los 10 puntos tuyos a ella, para que ambas tengan un 6, esta sería una buena y democrática distribución de notas.

Ella indignada le grito:

- ¡¿Por qué?! He tenido que trabajar muy duro para lograr MI promedio, mientras que Soledad se ha limitado a no estudiar y a buscar el lado fácil de la vida. No le pienso regalar MI trabajo a otra persona.

Su padre la abrazó y le dijo:

"¡BIENVENIDA A LA DERECHA!"


Bien, aclaro que no soy de derecha, pero quienes me miran desde la izquierda afirman que lo soy. Curioso, porque los que me miran desde la derecha dicen que soy izquierdista. Sería bueno que se pongan de acuerdo, y a los que somos de centro-centro, ni la izquierda ni la derecha nos parecen un lugar bueno para estar.

Sin embargo, vista la manera en que los de la izquierda se han venido portando, con la aparición del matón de barrio prepotente, insolente y bocón de Chávez en la escena política americana, con actitudes como las de Luis D’Elía y sus jefes allá arriba en la Casa Robada –perdón rosada, los de la izquierda me están haciendo aparecer a la derecha como algo bastante simpático. El tiempo dirá.