noviembre 05, 2006
Argentina y España: Un Mismo Papelón
Córdoba, Argentina,
5 de noviembre, 2006
En la prensa de la Madre Patria aparece un suelto que nos da un tantito para pensar, como diría el Chavo del Ocho. La noticia casi se explica solita y nos la presenta la gente de Libertad Digital:
El Gobierno controlará el volumen de los gritos de protesta en la próxima manifestación de la AVT en Sevilla
Las víctimas del terrorismo saldrán a la calle el próximo 1 de octubre en Sevilla para censurar la negociación del Gobierno Zapatero con ETA. Una vez anunciado el lugar donde se celebrará el acto y solicitados los permisos correspondientes, las víctimas han visto como el Delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, no sólo se les limita el espacio físico que puede ocupar la manifestación, sino, incluso, los decibelios que pueden alcanzar los gritos de protesta, tal vez para evitar las "actitudes vociferantes" que Conde-Pumpido denunció en otros actos.
¿Qué pasó con los Derechos Humanos? ¿Dónde se ha metido el juez Baltasar Garzón, el meterete Pájaro Loco que creía que su jurisdicción era el planeta Tierra? Claro que con la complicidad de otros enamorados de las subversiones (pero en allende tierra ajena), la jurisdicción llega así a Galaxias vecinas. Así, mirando a la Ley de reojo, o las más de las veces para otro lado, las cosas resultan mucho más fáciles.
España, desde la llegada del Zapatero (que se rehúsa a dedicarse a sus zapatos) ha sido un papelón medio constante en sus relaciones con los terroristas de la ETA, y con los viejos refugiados del terrorismo argentino, esto es, los muchos “desaparecidos” que regresaron a casa después de que sus familias hubieron cobrado la indemnización de $250.000 dólares por barba –pagados a sus familias, claro, sino hubiese quedado muy mal presentarse a cobrar en persona. Algunos famosos jueces hicieron la picardía, sentados hoy en la Corte Suprema de Justicia y en algunos juzgados federales, e impulsaron una ley que les evitaba devolver al Estado esos mal-haberes (por mal habidos) inventando una indemnización por la “molestia” que sufrieron de pasarse unas vacaciones en la Ibérica península. Entonces la cuenta de banco quedaba nivelada en caso de que se les exigiese la devolución de la indemnización por “desaparecido”.
Como no podía resultar de otra manera, a la primera cobranza no la devolvieron (miraron para otro lado) y a la segunda la depositaron -quizás en algún banquito Suizo?
Bien, todo ello aprobado y apañado por los famosos Derechos Humanos –como si en las constituciones de todas las naciones democráticas (no en la de Cuba, claro, ni la de China o Corea del Norte, y menos en la de Irán) figuran especificados todos y cada uno de los derechos que los humanos necesitamos para vivir dignamente y en libertad. Que los gobiernos y los políticos de “Letrinoamérica” no se hayan nunca preocupado de hacer que se cumplan, es un asunto enteramente diferente.
Pero los españoles se han golpeado el pecho y rasgado sus vestiduras hasta quedar en pelo… (bueno , así mismo, como decía San Martín), llorando cuarenta años por su guerra civil. Claro que la han estado mirando por el ojo izquierdo, por eso se olvidaron de las famosas Checas de la policía republicana, donde los opositores de derecha eran vejados y torturados hasta el cansancio –el de los torturadores, claro. Los torturados se morían antes, pero a nadie le importaba, y al parecer sigue sin importarles hoy.
Bueno, pero los españoles decidieron que a eso había que dejarlo atrás, dieron vuelta la hoja del libro de la historia y se decidieron a mirar al otro lado de los Pirineos, donde estaba el resto de Europa a quien le estaba yendo bastante bien, especialmente después de la catarata de dólares con que el Plan Marshall había inundado a Alemania, más las inversiones americanas por todos lados. Sepultaron al Generalisísimo Franco -porque ni general, ni generalísimo (qué ridiculez!), había que ser general pero a lo grande, que joder! Así son los españoles, y de eso hemos heredado mucho los argentinos y, para peor, lo hemos pulido, retocado y elevado a la estupidísima potencia.
Así fue que, después del pacto de la Moncloa, creyeron que estaban listos para competir en el Campeonato Mundial de los Derechos Humanos, y nada mejor que ocuparse de mostrarlo a todo el mundo, así no le quedaban dudas a nadie. No se ocuparon mucho en fijarse si en su terruño las cosas relativas a esos derechos eran aseguradas de verdad, y se dedicaron a refugiar y darle una calurosa bienvenida al malón “montonero” y “erpiano” que recaló por allí entre 1973 y 1980, dejando que los vascos de ETA hicieran su agosto y cosecha de muertes a “piacere”. Claro, no se les puso coto en sus asesinatos a mansalva como se hizo en Argentina. No era “ético”. Todavía sufren a ETA. A joderse! No hay ética que pueda volver a sus hogares a los inocentes despedazados por las bombas y las balas terroristas.
En el pensamiento de los Defensores de los Derechos Humanos (o Desechos Humanos) los terroristas tienen derecho a poner bombas, asesinar a policías y jueces, alcaldes y a cualquiera que tenga la mala suerte de pasar cerca del coche bomba. Los civiles, los ciudadanos, esos imbéciles, no tienen otro derecho que a aguantarse el espectáculo y comerse el garrón. En Argentina hoy, la máxima autoridad de la diplomacia es el Canciller, puesto ocupado hoy por un terrorista Montonero que puso una bomba en un bar de Buenos Aires para asesinar a un oficial de la marina. La bomba explotó después de que el oficial pagara su café y se fuera a su casa. Los que jamás volvieron a su casa fueron una inocente mujer y el mozo del café. El futuro canciller fue atrapado, juzgado y encarcelado. No lo “desaparecieron”. Lástima. No pudo cobrar la "indemnización" que sí cobraron sus amigos.
Luego fue indultado por el presidente Alfonsín, junto a todos los militares que habían derrotado a la guerrilla. Se buscaba la Paz. Se consiguió desde 1983 hasta el 2003. Pero sus amigos actualmente en el poder, luego de anular los indultos a los militares, mirando por el ojo izquierdo hacia otro lado, se olvidaron de anular los indultos a los terroristas y criminales comunes de las bandas Montoneros y ERP. También ubicaron a todos los principales criminales en los puestos ministeriales y gubernamentales más elevados, y nombraron un canciller que bien les representa –a ellos, pero no a los argentinos. Lo que se dice, un asco.
Llegamos a esta mañana
Argentina es un país donde la gente tiene toda clase de derechos, por más ridículos que parezcan a primera vista. Claro que está prohibido hablar de “deberes y obligaciones”, fuera de los de pagar impuestos y agachar la cabeza al paso de los políticos. Imagine usted cualquier derecho que se le ocurra. No sea tímido, imagine uno. Bueno, ese derecho está garantizado en Argentina –por lo menos de palabra porque en los hechos las cosas son bastante parecidas a España. Los únicos que tienen derechos son los que cuentan con la bendición episcopal del Matón de Turno, que con mano firme dirige el sistema de saqueo nacional -siempre secundado (por desgracia) por una legión interminable de políticos, a cual más corrupto y atorrante que el otro que viene detrás –recogiendo las migas que el primero va dejando caer, de descuidado que es, en el saqueo.
Ambos países compiten por el campeonato mundial de “defensores de los desechos humanos”. Y hasta tienen asambleas de todo tipo para asegurar que eso suceda. Y si alguna asamblea decide que alguna cosa es “derecho inalienable” de sus miembros –por avasallante que sea de los derechos de los demás, por más violatorio que sea de la Constitución y del código Penal- el gobierno lo declara como “derecho humano irrenunciable,” sobre todo si esas asambleas se expresan de manera violenta, encapuchados, con palos, “tumberas,” y cortando rutas. Lo llaman, el “Derecho a Expresarse”.
Claro que si alguien decide a expresarse de alguna manera que al gobierno y sus defensores de los desechos humanos no les agrada –como ser, ejerciendo la crítica periodística y opinando sobre la marcha de la economía del país, o del alarmante aumento del poder absoluto personal del Ejecutivo, de manera que se contradice con la acaramelada visión gubernamental o partidaria (Bah! Con la visón que el Patrón tiene, digámoslo de una vez), entonces los derechos del disidente se esfuman como el humo del fumador pasivo en una canasta de mimbre.
En España, donde afirman que todos los derechos humanos están asegurados, no funciona el asunto de los “derechos de las víctimas del terrorismo,” de aquellos que hacen décadas que vienen recibiendo bombazos y tiros por las mañanas y las tardes, y otras veces a la madrugada. En España y en Argentina, el papelón es similar. Como en la obra de Orwell, “todos los animales, perdón, los ciudadanos son iguales, pero hay algunos que son más iguales que los demás.”
Si uno es terrorista o lo ha sido, es acreedor de todos los derechos y consideraciones que se les ocurra. Hasta se puede ser diputado, senador, Juez de la Corte Suprema o Canciller. Pero, ojo! no cualquier terrorista. Tiene que ser de izquierdas, porque los de derechas en este sistema van al muere, y los perseguirá el juez de jurisdicción Galáctica Garzón hasta verlos condenados a doce cadenas perpetuas consecutivas. ¿Se habrá visto estupidez tan ridícula como esa? Con una sola era suficiente. Pero en un país en donde alguien dice: “Hola Manolo, te hablo por la motocicleta”, y le responden “Caramba, Paco, qué bien que se te oye!”, cualquier cosa puede suceder.
Los papelones pueden alcanzar dimensiones descomunales.
octubre 21, 2006
Distribuyamos la riqueza –es decir el esfuerzo.
Circula por la Internet un cuentito que hace pensar en que hay tantas demandas que a primera vista parecen ser justas e inteligentes, que nos preguntamos por qué no se han adoptado antes. Total, parece ser fácil, con un poco de buena voluntad…
Dice el cuentito de la Internet:
Distribuyamos la Riqueza
Una universitaria cursaba el sexto semestre de sus estudios. Como es común en los universitarios, pensaba que era de izquierda y estaba a favor de la distribución de la riqueza, que aún ella no había logrado.
Tenía vergüenza que su padre fuera de derecha, y que se opusiera a los programas socialistas, proyectos de ley que otorgaban beneficios a los que no los merecían e impuestos más altos para los que tenían mayores ingresos de dinero.
Sus honorables y objetivos profesores le habían asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada.
Por lo anterior, un día se decidió a enfrentar a su padre. Le habló del materialismo histórico, la dialéctica de Marx, tratándole de hacerle ver a su padre cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto como el que defendía la derecha. En medio de la conversación su padre Le preguntó:
- ¿Cómo van las clases?
- Van bien - respondió la estudiante - tengo promedio de 10 puntos. Me cuesta, no tengo vida social y duermo poco, pero lo logro.
El padre pregunta:
- ¿Y a TU amiga Soledad, cómo le ha ido?....
La hija respondió muy segura de sí misma:
- Muy mal, Soledad tiene dos de promedio. Se la pasa todo el tiempo en los shoppings, o anda de fiesta en fiesta, no estudia y muchas veces ni siquiera asiste a clases. No me extraña que repita el semestre.
El padre mirándola a los ojos, lo respondió:
- Entonces busca al Jefe de Departamento o al Decano mismo, a quien tú quieras y pídele que le transfiera 4 de Los 10 puntos tuyos a ella, para que ambas tengan un 6, esta sería una buena y democrática distribución de notas.
Ella indignada le grito:
- ¡¿Por qué?! He tenido que trabajar muy duro para lograr MI promedio, mientras que Soledad se ha limitado a no estudiar y a buscar el lado fácil de la vida. No le pienso regalar MI trabajo a otra persona.
Su padre la abrazó y le dijo:
"¡BIENVENIDA A LA DERECHA!"
Bien, aclaro que no soy de derecha, pero quienes me miran desde la izquierda afirman que lo soy. Curioso, porque los que me miran desde la derecha dicen que soy izquierdista. Sería bueno que se pongan de acuerdo, y a los que somos de centro-centro, ni la izquierda ni la derecha nos parecen un lugar bueno para estar.
Sin embargo, vista la manera en que los de la izquierda se han venido portando, con la aparición del matón de barrio prepotente, insolente y bocón de Chávez en la escena política americana, con actitudes como las de Luis D’Elía y sus jefes allá arriba en la Casa Robada –perdón rosada, los de la izquierda me están haciendo aparecer a la derecha como algo bastante simpático. El tiempo dirá.
septiembre 13, 2006
Lesa Humanidad. ¿Cuál de todas?
por el Dr. Nicolás Márquez,
autor de "La otra parte de la verdad" y "La mentira oficial"
Estos últimos días, y en consonancia no con los principios fundamentales del derecho sino con las apetencias del Poder Ejecutivo, el Juez Norberto Oyarbide, al parecer salió del boliche "Spartacus" (o el que hoy haga las veces de tal) y acudió a su despacho a efectuar la anulación de los indultos a militares que combatieron al terrorismo en los años 70´, pero en el caso de marras, por la investidura del perjudicado (el ex Pte. Jorge Rafael Videla) el episodio tuvo una prensa descollante.
El argumento aplicado para la ocasión, es el mismo que ha sido utilizado para llevar adelante las anulaciones de las leyes de amnistía (Obediencia Debida y Punto Final) acaecidas el año pasado: que en el modus operandi empleado para combatir al terrorismo (creado y puesto en marcha por el gobierno constitucional comandado por el Partido Justicialista en 1975) se cometieron "crímenes de lesa humanidad". Luego, bajo el flujo de esta palabra "talismánica", todo policía o militar que peleó contra el terrorismo ha cometido entonces delitos de "lesa humanidad", definición que generalmente no se sabe bien en qué consiste, pero que se pregona y aplica a los miembros de las fuerzas legales con el objeto de quitarles todas las garantías jurídicas de las que goza cualquier imputado común (irretroactividad, prescripción, posibilidad de indulto o amnistía).
¿Pero qué es en concreto el delito de "Lesa Humanidad"? La Corte Penal Internacional, en el artículo 7 del Estatuto de Roma, aprobado el 17 de julio de 1998 define el concepto de esta manera:
"Se entenderá por 'crímenes de lesa humanidad' cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil: a) Por 'ataque a una población civil' se entenderá una línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos [...] contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado o de una organización".
Sin embargo, con respecto al accionar del Estado en los años ‘70, no hubo ningún "ataque sistemático a una población civil", sino una respuesta exclusiva y excluyentemente dirigida a ejércitos irregulares conformados por combatientes armados y entrenados, lo cual constituye una acción de suyo justa y legítima, independientemente de los errores o reproches que le caben a la reacción antiterrorista en el marco de la guerra civil acaecida.
En efecto, durante los años 70´, de los 8.420 caídos tanto en democracia como durante el gobierno de facto (7.560 "desaparecidos" y 860 abatidos en combate en total), el porcentaje de error en el blanco se estima que apenas supera el 1% (1), lo que constituyen daños colaterales lamentables, pero porcentualmente muy bajos si comparamos la casuística con cualquier guerra civil padecida en la reseña humana.
Esta circunstancia, incluso ha sido fehacientemente reconocida por las principales voces guerrilleras y sus más acérrimos defensores, tal el caso de Mario Firmenich, cabeza de Montoneros, quien ante el periodista español Jesús Quinteros declaró: "Habrá alguno que otro desaparecido que no tenía nada que ver pero la inmensa mayoría eran militantes y la inmensa mayoría eran montoneros. Yo sé cómo vivieron ellos. A mí me hubiera molestado muchísimo que mi muerte fuera utilizada en el sentido de que un pobrecito dirigente fue llevado a la muerte" (2).
De igual modo, el Dr.Gil Lavedra (quien fuera uno de los magistrados alfonsinistas que integró el Tribunal que juzgó a la Junta Militar en 1985) reconoció: "Sinceramente creo que la mayoría de las víctimas de la represión ilegal eran militantes de la guerrilla" (3).
Aunque agigantando desmesuradamente la cifra de desaparecidos, Hebe de Bonafini confesó que los desaparecidos eran todos guerrilleros y arengó: "La lucha sin claudicaciones es el legado maravilloso de nuestros 30.000 hijos combatientes" (4).
Ratificando su condición de "Presidenta de las Madres de los Guerrilleros Desaparecidos" Bonafini luego ratificó: "Siempre pensé en mis hijos como guerrilleros y revolucionarios, con un gran orgullo" (5), en consonancia con lo expuesto, Rodolfo Galimberti reconoció que aquella contienda "no fue un enfrentamiento entre jóvenes románticos y el Ejército. Fue una guerra civil, la más irracional de las guerras. Hubo excesos de los dos bandos y no podemos calificar por la cantidad o por la magnitud de los excesos." (6)
Pero aún suponiendo que en Argentina sí se hubiesen cometido delitos de "lesa humanidad" (tesis que no compartimos), de todos modos esos delitos no podrían juzgarse como tales, puesto que esa figura se incorpora a nuestra legislación recién en 1994 (con la incorporación de tratados internacionales tras la firma del "Pacto de Olivos"); por ende, y tal como lo dispone el principio de irretroactividad de la ley (previsto en el artículo 18 de nuestra Constitución Nacional), sólo puede aplicarse dicha tipificación a hechos acaecidos con posterioridad a su entrada en vigencia (esto es, a 1.994).
Pero hay más irregularidades en el tema que nos ocupa. Pues de la tipificación que el derecho internacional hace del concepto "lesa humanidad" (transcripta ut supra), esta dice expresamente que la misma no se limita a los ataques cometidos por el Estado, sino también por organizaciones ajenas al estado (tales como fueron Montoneros, FAR, ERP y otras). Vale decir, aunque la Corte Suprema kirchnerista se haga la distraída y prevaricando falle lo contrario (tal como lo hizo para descomprometer al terrorista de la ETA Lariz Iriondo), los 1.748 secuestros, las 5.052 bombas colocadas o los 1.501 asesinatos (cerca del 40% de los crímenes cometidos por la subversión fue cometido no contra uniformados sino contra civiles) llevados a cabo por el terrorismo en los años 70´ conforman lisa y llanamente un "un ataque generalizado o sistemático contra una población civil" (tal lo afirmado en el ya citado el Tratado de Roma).
O sea: los únicos que aquí cometieron crímenes de lesa humanidad fueron precisamente las bandas terroristas tan reivindicadas por el Presidente Kirchner e indemnizadas involuntariamente por los ciudadanos. Sin embargo, la justicia kirchnerista sostiene (contrariando el Derecho Internacional) que los delitos de terrorismo (ajenos al Estado) no constituyen delitos de "lesa humanidad", y que sólo se incluyen en tal categoría los cometidos por agentes del Estado o dependientes de él (es por ello que los indultos o amnistías concedidos a los terroristas son considerados "válidos").
¿Y a qué obedece la insistencia revanchista en imponer el concepto de "Lesa Humanidad? Pues además del quite de las garantías jurídicas ya mencionadas, en el plano internacional, al suponer las potencias extranjeras que en Argentina ocurrió tal cosa (como producto de la habilidosa campaña efectuada en el exterior por el "setentismo" militante auxiliado por el eurocomunismo), jueces mediáticos y vedettistas recurren permanentemente a peticionar la detención de cualquier militar que cruce las fronteras argentinas de inmediato acusado de cualquier cosa por el sólo hecho de haber estado en actividad durante la guerra antiterrorista.
Para no abrumar al lector con detalles jurídicos, tomaremos las palabras del jurisconsulto e historiador Dr. Enrique Díaz Araujo, que con lenguaje claro y doméstico explica cómo funciona esta argucia transnacional: "El secreto del asunto aparece cuando un sujeto nativo en un país x, que dice haber padecido tal o cual atropello policial, decide, por sí y ante sí, ir a denunciarlo, no a la justicia local, sino a la del país Z. Ahora en Z, no sólo se lo atiende con toda deferencia, sino que encima se le da curso a sus peticiones, en nombre de los sacrosantos "Derechos Humanos". ¿Y en X qué pasa…? Sucede que los organismos "Defensores de los Derechos Humanos" de X festejan esa transgresión de jurisdicciones, echando la casa por la ventana, y si es posible, condecoran a los jueces de Z que se han metido a juzgar lo que no les incumbe". (7)
Prosigue Díaz Araujo explicando que la trampa consiste en que "cualquier delito vinculado a "Violaciones de Derechos Humanos", puede ser juzgado en los tribunales del orbe donde las presuntas víctimas o sus parientes elijan y denuncien, aunque los hechos hayan acontecido en otro país y los sujetos activos y pasivos del ilícito tampoco pertenezcan a ese Estado eventual juzgador". (8)
Poniendo de manifiesto la "asimetría de la indulgencia" y la hemiplejia con la que se juzgan estos episodios, agrega Araujo que "si el detenido está acusado de alguna violación de cualquiera de las infinitas cláusulas de las Convenciones de los Derechos Humanos, está perdido, y no hay abogado que se anime a defenderlo. Además del inmediato "juicio" mediático, con los periodistas usando la toga de los magistrados, y formulando condenas previas, el referido sujeto se verá enfrentado a un proceso tribunalicio, donde no correrán ni la prescripción, ni el juez natural de la causa, ni el principio de legalidad, ni la ultractividad de la ley penal más benigna, ni nada de nada.
Estos nuevos "crímenes" son, por definición, imprescriptibles e imperdonables. Un estuprador empedernido, con un historial de reincidencias interminables, puede ver rebajada su condena, o indultada su pena. Un policía maltratador, jamás", y a modo de ejemplo Díaz Araujo agrega que "si un violador mata a varias de sus víctimas menores de edad, pasados quince años sin persecución penal, la acción prescribe". Ahora, si un policía se comporta rudamente con un terrorista "su infracción jamás prescribirá, y podrá ser perseguida en Indonesia o en España, en este siglo o en el siguiente…Porque la violación seguida de muerte no hace a la "persona humana en cuanto tal", mientras que maltratar a un terrorista sí que es un crimen que conmueve a la "conciencia universal". (9)
A pesar de todas estas irregularidades graves que estamos analizando, se omite otro detalle nada menor: que la situación descripta por las Convenciones Internacionales de DD.HH. opera en tiempos de paz, pues en tiempo de guerra dicha legislación es suplantada por las Convenciones de Ginebra y La Haya sobre el derecho de guerra. A modo de ejemplo, conforme a las Leyes Internacionales los guerrilleros o "partisanos" que combaten a las fuerzas regulares, pueden ser fusilados en el momento de su aprehensión, sin juicio previo (porque al no uniformarse, ni llevar abiertamente sus armas y, por el contrario, mimetizarse con la población civil, la ponen en peligro).
Ahora bien, ¿y quien determina que lo acontecido en nuestro país fue una guerra?, pues la mismísima justicia argentina, ya que precisamente en la Sentencia de la Cámara Federal que en 1985 juzgó a la Junta Militar, entre otras cosas se determinó:
"En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso y a las características que asumió el terrorismo en la República Argentina, cabe concluir que, dentro de los criterios de clasificación expuestos, el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria...»; «algunos de los hechos de esa guerra interna habrían justificado la aplicación de la pena de muerte contemplada en el Código de Justicia Militar...»; «...no hay entonces delincuentes políticos, sino enemigos de guerra, pues ambas partes son bélicamente iguales»; «...como se desprende de lo hasta aquí expresado, debemos admitir que en nuestro país sí hubo una guerra interna, iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado".Como vemos, no impera el poder del derecho, sino de lo fáctico. En rigor de verdad, la definición verdadera y real utilizada por la elástica y mutable "justicia" Argentina para encuadrar la figura en cuestión es la siguiente:
"Delito de Lesa Humanidad es toda presunción de participación en operativo antiterrorista cometido eventualmente por todo aquel que vista uniforme legal, o que sea considerado de "derecha".
Fuentes Citadas
1. ver libro "La Mentira Oficial – el setentismo como política de estado" del autor.
2. reportaje publicado el 17 de marzo de 1.991 en el diario Página/12.
3. Amar al enemigo -Vigo Leguizamon.
4. Página 12 –Historia de las Madres de la Plaza de Mayo, Guillermo Rojas 30.000 desaparecidos, Mito, Dogma o Realidad.
5. diario La Nación (02/04/2004).
6. Por Amor al Odio T 1, Carlos Manuel Acuña.
7. Diaz Araujo – Internacionalismo Salvaje.
8. Díaz Araujo - Internacionalismo Salvaje.
9. Díaz Araujo - Internacionalismo Salvaje.
julio 01, 2006
Ufa! - Otro Supremo Restaurador!
A mediados del Siglo 20, otro que también se las daba de Supremo Restaurador, no tuvo la suerte necesaria y fue sacado a los empellones del país, a bordo de una cañonera paraguaya. Sin embargo, sus pésimas enseñanzas y consejos se multiplicaron como metástasis en el cuerpo argentino, dejando a la República postrada de por vida.
Juntando las enseñazas de ambos nefastos personajes, hoy aparece otro Supremo –pero que no restaura nada- que actúa de la misma manera que el segundo y tiene todas las intenciones de actuar como el primero –si es que la gente con cerebros y huevos no se lo impide. El primer Supremo se hizo otorgar el Poder Supremo (por eso pasó a llamarse a sí mismo el Supremo) por las cámaras de la Provincia de Buenos Aires que, como siguió ocurriendo a lo largo de la historia, parece tener la idea que Buenos Aires es la única capacitada y con derecho a determinar la manera en que el resto de los argentinos tienen que pensar, hablar, vivir, etc, etc.
El periodista sobre economía Roberto Cachanosky escribió un artículo sobre este tema del último Supremo que ha aparecido sobre el horizonte argentino, y que sin más tardanza lo copio más abajo porque dice verdades de a toneladas.
YO, EL SUPREMO
por Roberto Cachanosky
http://www.economiaparatodos.com.ar/
El presidente Kirchner cree que el Estado, encarnado en su persona y su visión de la Argentina y el mundo, debe regular las variables económicas ya que los consumidores y empresarios son incapaces de hacerlo por sí mismos.
Néstor Kirchner cree en el estatismo y en el intervencionismo, es decir, cree que el Estado debe ser empresario y que también tiene que regular las variables económicas, definiendo, según su criterio, qué es una ganancia justa, cuánto tienen que ganar los empleados, qué debe producirse localmente y qué debe importarse y cuáles son los precios a los que deben venderse los bienes y servicios, entre otras cosas.
Es decir, Kirchner cree en la libertad de hacer de la gente siempre y cuando la gente (empresarios y consumidores) se comporte de acuerdo a lo que él considera conveniente. La gente es libre… de hacer lo que él quiere.
Su modelo de sustitución de importaciones vía un tipo de cambio artificialmente alto, los controles de precios y salarios, las prohibiciones de exportar, la creación de empresas estatales y sus insistentes críticas a ganancias “exageradas” son ejemplos categóricos sobre su forma de ver la economía.
Kirchner ve la economía como un juego de suma cero, por el cual, en todo intercambio, si uno gana es porque el otro, necesariamente, pierde. No entiende que el intercambio libre y voluntario entre las partes deriva en beneficio para ambos. No comprende que si alguien entrega una determinada cantidad de dinero a cambio de un bien o servicio es porque valora más lo que recibe que lo que entrega.
En definitiva, lo que refleja la política económica en marcha es que a Kirchner le falta profundizar en la teoría del valor: no entiende que el valor es subjetivo, que los bienes son valorados de diferente manera por diferentes personas, y que, además, una misma persona cambia la forma de valorar los bienes bajo diferentes circunstancias.
El ejemplo más elemental que puede encontrarse en los libros de Introducción a la Economía sobre la teoría del valor es el del vaso de agua. Para una misma persona, un vaso de agua tiene diferente valor si está cómodamente instalada en su casa donde girando la canilla tiene abundante agua, que si está en el medio del desierto. Las cosas tienen diferente valor para una misma persona dependiendo de la circunstancia en que se encuentre.
Kirchner tampoco parece comprender que, para una persona con sed, el primer vaso de agua tiene más valor que el segundo. Es decir, que los bienes tienen una utilidad decreciente. Al no entender la teoría del valor, el presidente no comprende la forma en que se asignan eficientemente los recursos (definiendo como una eficiente asignación de recursos aquella que satisface las necesidades de la gente, las que se expresan a través de sus valoraciones en el libre intercambio).
Como Kirchner desconoce estos fundamentos de la economía, cree que puede reemplazar las valoraciones de millones de personas por una sola opinión sobre el valor de las cosas: esa única opinión es la suya.
Y esa única opinión sobre el valor de las cosas lo lleva a decidir qué debe producirse, cuánto debe producirse y a qué precios debe venderse lo que se produce. Pero como Kirchner desprecia la libertad de la gente para expresar sus valoraciones en el mercado, el siguiente e inevitable paso que tiene que dar consiste en definir cuánto tiene que ganar cada uno. Es decir, cómo debe distribuirse la riqueza generada. Él, El Supremo, decide, desde un cómodo sillón en la Casa Rosada, cuál debe ser la rentabilidad de las empresas y cuánto tienen que ganar los empleados.
Y este paso resulta inevitable porque los ingresos de las personas no dependen de su capacidad de innovación, esfuerzo, aceptación del riesgo empresarial y dedicación al trabajo, sino de El Supremo, que decide cuál debe ser el ingreso que le corresponde a cada uno dado que quedó anulada la libertad de expresar las valoraciones personales.
En este contexto, no debe sorprender que en nuestro país este resurgiendo una dirigencia empresarial que adule a El Supremo. Es que la adulación de El Supremo es la llave para acceder a buenos negocios o, simplemente, la llave para sobrevivir.
El problema es que está visión única del valor determina que, para El Supremo, las cosas tengan el mismo valor para todas las personas, bajo cualquier circunstancia y a lo largo del tiempo. ¿Cuál es el problema? Que si el valor de los bienes y servicios es único y permanente, la economía se transforma en algo estático, sin dinamismo, sin innovación, sin inversiones, sin espíritu emprendedor y, por lo tanto, la riqueza generada pasa a ser constante o decreciente.
Y si la riqueza generada es constante, un sector sólo puede incrementar sus ingresos si logra que El Supremo les quite a otros para darle él. Los productores ganaderos han sentido en carne propia lo que significa perder ingresos en beneficios de otros por decisión de El Supremo.
En definitiva, esta visión distorsionada de la realidad económica hace que la teoría del valor único de El Supremo transforme los movimientos económicos en un juego de suma cero. Lo que gana uno es porque lo pierde otro. En este esquema no hay progreso para todos, sino progreso para los que bendice El Supremo. Asimismo, El Supremo también cree tener una visión exacta de qué es y qué no es negocio.
Cuando vuelve a transformar al Estado en empresario, en forma implícita está diciendo que él sabe mejor que el resto de la sociedad dónde deben asignarse los recursos productivos. El Supremo toma compulsivamente el dinero de los contribuyentes y los destina a actividades empresariales ineficientes. ¿Por qué ineficientes? Porque si el dinero que el Estado destina a un proyecto fuera buen negocio, ya lo hubiese hecho el sector privado.
Y si el sector privado se equivoca en su apreciación sobre un negocio, paga con pérdidas su error. ¿Qué ocurre cuando el Estado asigna ineficientemente los recursos en aventuras empresariales? ¿Será el funcionario público el que asumirá las pérdidas por los errores cometidos? No, las pérdidas se las transfiere al contribuyente. Éste tiene que destinar parte de sus ingresos a formar el capital de una empresa ineficiente y, luego, a sostener las pérdidas de esa empresa estatal. En síntesis, el estatismo y el intervencionismo parten del supuesto de que la gente es incapaz de decidir qué hay que producir, en qué cantidades, en qué calidades, a qué precios y quién debe producir. Bajo este sistema, la gente no es libre de construir su futuro económico. Ese privilegio se lo reserva El Supremo.
mayo 13, 2006
Para quien no OSA aguantar la tontería de la extinción de los OSOS polares
Es tiempo de leer esta excelente pieza correctiva enviada por un biólogo experto en osos polares.
“Es estúpido predecir su extinción. Es una asombrosa conclusión la de su desaparición dentro de 25 años, y es una sorpresa para casi todos los investigadores.” (Toronto Star, 1º de mayo, 2006)
La Última Defensa de nuestros osos polares
Tim Flannery es uno de los científicos y autores australianos más conocidos. Ello no significa que todo lo que dice sea correcto o preciso. Eso se demostró muy claramente cuando recientemente se aventuró en el campo del cambio climático y los osos polares. De acuerdo a Flannery, el cambio climático amenaza con extinguir a los osos polares en 25 años más. Es una sorprendente conclusión, y por cierto es una revelación asombrosa para los investigadores en ososo polares que trabajan aquí y para la gente que vive aquí. Realmente no teníamos ni la menor idea.
La evidencia de los efectos del cambio climático sobre los osos descrito por Flannery es incorrecta. dice él que los osos polares típicamente dan a luz trillizos, pero que ahora están dando a luz solamente a dos. Esto está totalmente errado.
Toda la investigación y el conocimiento tradicional muestran que los nacimientos triples, aunque algunas veces ocurren, son muy infrecuentes y no son para nada algo típico. Los osos polares tiene por lo general sólo dos crías –algunas veces tres y otras veces nada más que una. Dice Flannery que el tiempo de destete de los osos ha crecido de 12 a 18 meses –y está nuevamente errado. El tiempo de destete no ha cambiado. Los osos polares en todo el mundo tienen un período de reproducción de tres años, excepto para una parte de la bahía Hudson, durante un período a mediados de los 80, cuando el ciclo fue más corto.
Una población de osos polares (en la parte oeste de la Bahía Hudson) ha disminuido desde los años 80 y el éxito reproductivo de las hembras en esa área parece haber disminuido. No estamos seguros de las causas, pero parece ser que las condiciones ecológicas a mediados de los 80 eran excepcionalmente buenas. El cambio climático está teniendo efecto sobre la población de la Bahía Hudson oeste, pero en realidad no hay razones para entrar en pánico. De las 13 poblaciones de osos polares en Canadá, 11 están estables o aumentando en número. No están camino de la extinción, o siquiera que estén afectadas de momento. Es de hacer notar que la población vecina de la parte sur de la bahía Hudson no parece haber declinado, y otra población al sur (David Strait) más bien está en sobreabundancia.
Yo comprendo que la gente que no vive en el norte tiene por lo general dificultad para comprender el concepto de demasiados osos en un área. la gente que vive aquí tiene una muy buena comprensión de lo que significa tener demasiado osos en los alrededores.
Esta complejidad es la razón por la que tanta gente encuentra que la verdad es menos entretenida que una buena historia periodística. Es talmente apropiado estar preocupado por el cambio climático, pero es sumamente estúpido predecir que los osos polares desaparecerán dentro de 15 años, basados en una histeria de los medios de prensa.
Dr. Mitchell Taylor,
Biólogo Experto en Osos Polares
Departamento del Ambiente,
Gobierno de Nunavut, Igloolik, Nunavut
La histeria de Tim Flannery parece el resultado de la tortura de Tercer Grado infligida por el IPCC (Internacional Panel de Crueldad Climática).
Ya que estamos, las actuales predicciones del clima futuro varían desde un fuerte congelamiento que comienza hacia el 2011, hasta un Apocalipsis calenturoso. Hagan sus apuestas señores… no va mássss!
marzo 23, 2006
La esvástica, el águila y 66 años después.
En 66 años la historia de un país puede tener cambios vertiginosos. En 66 años el mundo puede girar tantas veces y quedar en el mismo lugar. Todos estos años, parece, pueden ser prudentes para muchas cosas pero no para otras tantas. La memoria, ésa que a veces duerme, no desaparece en el tiempo. El rencor tampoco. Y ciertamente, 66 años no son suficientes (así nos lo hacen comprender algunos seudo filósofos de la calle e intelectuales del fracaso), para curar las heridas del alma. En este tipo de ocasiones es cuando uno piensa si el transcurso del tiempo sana o deja supurando esa llaga del pasado.
Estoy seguro que 66 años no bastan. Y creo saber que no bastará el doble de años para dar vuelta una página. Es más, cuando intentamos escribir el próximo capítulo, la tinta de las escrituras anteriores se corre y volvemos a sobrescribir una y otra vez las mismas frases. Dicen por ahí que el futuro es hoy, pero cotidianamente aparecen frenos invisibles que nos atrapan en un círculo vicioso. Recordar no es malo, pero la memoria a veces nos juega en contra. Tal vez es ella la que no nos deja en paz.
Pero en la vida hay que ser justos. La historia está llena de mentiras y de verdades. Hay matices blancos y matices negros. También los hay en varios tonos de grises. Está la historia que grita y está aquella que susurra. Están los que dicen escribir la historia verdadera pero en su conciencia se sienten identificados con la historia dudosa. Están los que escriben la historia con convicciones ciegas y sordas, ésos que son el Sí o el No, los que no respetan otra historia. Están los que escriben lo que le dicen que tienen que escribir sin importarles qué. Y están los que están, por el simple hecho de estar, sin razonar ni cuestionar porqué están parados al margen de la historia que le trasmitieron de generación en generación.
Hoy, el Uruguay, este país chiquito e inofensivo, es noticia en todas partes del mundo. Resulta que un grupo de empresarios mantiene hace un buen tiempo, la misión de recuperar los restos del acorazado alemán Graf Spee hundido en diciembre de 1939 frente a las costas Uruguay. El barco de guerra alemán, buque insignia en la Alemania Nazi de aquellos tiempos, protagonizó la denominada “Batalla del Río de la Plata”. Allá por el 13 de diciembre de 1939 el buque Admiral Graf von Spee se enfrentó en combate con tres buques aliados (Exeter, Ajax y el Achilles) resultando seriamente averiado. Por tal motivo, su Capitán Hans Langsdorf toma la decisión de ingresar a puerto uruguayo. Uruguay por ser un país neutral (y bajo una influencia inglesa considerable) y basado en los tratados internacionales, le concede al buque una estadía de 72 horas. Un tiempo sumamente escaso para reparar todos los daños, por lo cual, el Capitán decide hundir el barco, previa autorización del propio Adolfo Hitler.
Sesenta y seis años después de aquel acontecimiento que paralizó a todo el Río de la Plata, se recupera un símbolo de aquel estandarte de la marina alemana, un águila de bronce la cual porta la cruz esvástica entre sus garras. Ésta águila no tiene igual en el mundo y se comenta que su valor puede llegar a superar los ocho millones de dólares. El estado uruguayo dice que el águila no se va del país porque el patrimonio no se vende. El empresario y su equipo de buzos dice todo lo contrario. Supuestamente, el águila ya está en venta. Pero el problema no es la parte comercial de este pedazo de historia.
El tema central, indignante realmente, es el cuestionamiento que se hizo por exhibir el águila al público, incluso, se pensó en cubrir la esvástica para no herir sensibilidades. Entendámonos, el águila en sí es inofensiva, a pesar de aquellos que con gran imaginación ven en una pelota de fútbol el rostro de Adolfo Hitler. Con todo respeto opino que, de haberse tomado esa postura, sería ir en contra de la historia. Pero hay algo más. ¿Porqué otras sociedades, otros pueblos, otras culturas pueden recordar en museos parte de la historia y reprochar con histeria la exposición de ésta pieza si forma parte de aquellos tiempos? ¿Se cuestionará por miedo, porque creen ejercer un poder absoluto de lo que se permite y de lo que no o porque indirectamente el odio no se apagó?
Pero, paralelamente se permiten ciertas muestras del horrendo pasado. Por ejemplo: Está permitido tener como pieza de museo (en el hangar del Centro Steven F. Udvar-Hazy cerca del Aeropuerto Internacional de Dulles, Virginia) al bombardero B-29 Enola Gay, avión en el cual se lazo la bomba atómica (Little Boy) sobre Hiroshima, la cual se estima mató en fracciones de segundos a 82.000 personas. También fue portada (septiembre del 2004) en casi todos los periódicos del mundo la muerte del Coronel Paul Tibbets, piloto a cargo de la misión que lanzó la bomba sobre Hiroshima. “El bombardero fue bautizado Enola Gay en honor a su madre”. Es sabido de las conmemoraciones que se hacen en el ex Campo de Concentración de Auschwitz (Polonia) como parte del museo al Holocausto Judío. Cada 6 de junio se celebra el éxito del desembarco de Normandía (Francia) donde perecieron soldados por cientos de miles. Pero también son símbolos de la tragedia (con menos propaganda) la Cúpula de Gembaku símbolo de la ciudad de Hiroshima la cual se encuentra en las mismas condiciones luego de aquel 6 de agosto de 1945. Incluso, el árbol de Guernica, ése Roble que soportó el descomunal bombardeo de la Luftwaffe el 26 de abril de 1937.
En fin, la historia se la puede recordar y ver en muchas partes del mundo. No por esto se debe censurar parte de la historial, menos por un símbolo. Además, a veces la historia se la recuerda por lo absurdo. Ejemplo de ello es la significativa (¿?) “ridícula” declaración de guerra que Uruguay le hizo a Alemania y Japón en febrero de 1945. Obviamente, todo inducido por tratados comerciales “a pactar” con los aliados. Seguramente hubiera sido todo lo contrario si Alemania ganaba la Guerra. Para agregar, el escritor Uki Goñi en su libro “La auténtica Odessa”, muestra otra parte de la historia. Goñi reconstruye en su libro información clasificada y oficial como por ejemplo: Que el Obispo de Rosario Antonio Caggiano (en la década del cuarenta) ofreció a la Argentina como refugio a criminales nazis. También, que el diplomático argentino Luis Irigoyen instalado en Berlín fue citado para entregarles a cien judíos argentinos, lo cual no fue aceptado. Entonces, ante la negativa, Eichmann los trasladó al campo de concentración Bergen-Belsen. Y la historia sigue, tanto como para asombrar, basta decir que se cree que Martin Bormann murió en Bariloche (Argentina) o que el propio Hitler vivió en la Patagonia argentina.
Sin dudas, 66 años no fueron suficientes. A la historia le faltan muchas pinceladas más de varios colores. Hay que aceptarla y vivir con ella. Hay que recordar para no olvidar, pero que la memoria del pasado no sea un obstáculo para seguir evolucionando. Y a pesar de todo, le pese a quién le pese, el águila volvió a vivir después de estar enterrada en el fondo del río. Lo esencial es aprender de la historia, la de hace 66 años o la de hace dos mil años, simplemente para que lo malo no se repita.
Marcelo Méndez Rocha
E-mail: mendez_rocha@yahoo.com
febrero 10, 2006
Sentido Común ¿No había Muerto?
La Triste Muerte de Sentido Común
Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, Sentido Común, que ha estado entre nosotros durante muchos años.
Nadie sabe a ciencia cierta, cuántos años tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento ya hace mucho se han perdido en los vericuetos de la burocracia.
El será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como entrar y salir de la lluvia, por qué los pájaros que madrugan consiguen lombrices y los bueyes lerdos siempre beben agua turbias. La vida no siempre es justa y tal vez haya sido yo el culpable.
Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas (no gastes más de lo que ganas) y estrategias paternales confiables, (los adultos, no los niños, están a cargo).
Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas, pero arbitrarias, olvidando que el Camino al Infierno está pavimentado de Buenas Intenciones.
Informes respecto de un niño de seis años acusado de abuso sexual por haberle dado un beso a una compañera de clase; adolescentes suspendidos del colegio por haber usado enjuague bucal después de almorzar; y que una maestra fuera despedida por reprender a un alumno indisciplinado, sólo hicieron que empeorara su condición.
Sentido Común perdió terreno cuando los padres atacaron a los maestros simplemente por hacer el trabajo en el que ellos fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos.
Declinó aun más cuando las escuelas debieron requerir un permiso de los padres para administrar una Aspirina, protector solar, o colocar una cinta adhesiva a un alumno; pero, eso sí, no podían informar a los padres si una alumna estaba embarazada y quería abortar.
Sentido Común perdió su deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en contrabando; las iglesias en negocios; y los criminales recibían mejor trato que sus víctimas.
Para Sentido Común fue un duro golpe que uno ya no pueda defenderse de un ladrón en su propia casa, pero que el ladrón pueda demandarnos por agresión.
Finalmente Sentido Común se rindió y perdió definitivamente su voluntad de vivir cuando una mujer fue incapaz de comprender que una taza de café hirviendo, quema. Derramó un poco sobre su falda, y muy pronto logró un "jugoso" arreglo de su empleador.
La muerte de Sentido Común fue precedida por la de sus padres, Verdad y Confianza; la de su esposa, Discreción; su hija Responsabilidad y su hijo, Raciocinio.
Lo sobreviven sus tres hermanastros; Conozco Mis Derechos, Otro Tiene La Culpa y Yo soy Una Víctima.
No hubo mucha gente en su funeral porque muy pocos se enteraron de que se había ido.
febrero 05, 2006
Creencias, tolerancias y peligros
Se vienen tiempos difíciles y creo que tenemos que empezar a reconsiderar y analizar el asunto de las tolerancias y los fundamentalismos, porque en cualquier momento van a comenzar a golpear a nuestra puerta, y no habrá vecino que le preocupe si van a golpear la suya –porque no habrán quedado vecinos. Ya se los habrán llevado a todos.
La cultura que impera estos días de corrección política en Europa y parte de los EEUU y Canadá, es que "hay que honrar y respetar las creencias de los demás pueblos," porque es parte de un comportamiento civilizado y cortés.
Pero, qué hay entonces de honrar las creencias de los dibujantes de las caricaturas de Mahoma? La idea de que dibujar una imagen en pedazo de papel es causa válida para destrozar, quemar, secuestrar, amenazar de muerte a otros que nada tienen que ver con el asunto es una concepción enfermiza y falsa propia de las culturas primitivas y fundamentalistas, y muy común en el mundo árabe y musulmán, y los pueblos que viven en occidente deberían oponerse a estas prácticas de intolerancia que amenazan con extenderse.
El más válido y punzante comentario sobre esta cuestión fue publicado por el editor de un diario Musulmán en Jordania, curiosamente, y decía:
¿Qué trae más prejuicio y discriminación contra el Islam, estas caricaturas –- o las fotos de un secuestrador degollando a su rehén en frene de las cámaras, o un suicida que hace explotar su bomba durante la ceremonia de una boda en Amman?"
Por supuesto, por haber rogado a los Musulmanes ser razonables, el editor fue despedido de su puesto, amenazado de muerte y forzado a esconderse para salvar su vida y la de su familia. ¿Me piden que honre las creencias de sus perseguidores que lo han acosado, despedido de su trabajo, y lo han condenado a la clandestinidad… sólo por haberles pedido ser razonables? Bueno, comenzaré a honrar sus creencias –- después de que ellos honren las creencias del editor razonable.
Los Cristianos modernos han visto peores caricaturas que simplemente ponerle cuernos del Diablo a Jesús, o dibujar a la Virgen María en situaciones eróticas o pornográficas. Pero han conseguido no salir en estampida degollando a los herejes y quemando embajadas y edificios como represalia. Parte de honrar las creencias de otros pueblos es aflojar las intolerancias hacia los pueblos que les gusta hacer dibujitos de la manera que a ellos más les gusta.
Honro y respeto las creencias de los artistas y dibujantes; no me molestan las caricaturas sobre Mahoma, Moisés, Buda, Cristo, o Satanás. Me avergüenza que los diarios de todo el mundo no hayan tenido los huevos de hacer lo que los diarios alemanes, noruegos y dinamarqueses han hecho.
Llega el momento en que las creencias de alguien entran en conflicto con las reglas de la Ley, o con el comportamiento gentil y "civilizado", y la sociedad moderna. Si su "religión" o sus "creencias" requieren que usted abuse de sus hijos, por ejemplo (y muchos lo hacen y lo seguirán haciendo), me temo que el "honrar sus creencias" se va al tacho de la basura –- adonde pertenece.
Hace pocos días un musulmán en Jordania mató a su hija de 14 años, impulsado por sus convicciones religiosas, porque sospechaba que no era virgen. ¿Debo honrar y respetar sus creencias? Perdón, puede ser que asesinar a su hija sea parte de sus creencias religiosas, pero sin embargo yo lo arrojaría a un calabozo por el resto de sus días, creencias religiosas o no.
Hay y deben seguir existiendo límites a la tolerancia, y esos límites se le pusieron a regímenes intolerantes como el de Hitler, Idi Amín, o Pol Pot (aunque muchos regímenes totalitarios y tiránicos se salvaron durante mucho tiempo y siguen actualemente funcionando porque no se les puso límites a tiempo), y seríamos muy estúpidos si ignorásemos que en este caso hay que ponerlos sin tardanza ni demora --y sin dudar.
No cometan la equivocación de creer que esto pasará y será olvidado. Este asunto no se irá, como tampoco se irá la amenaza Islámico-fascista de muchos intolerantes en el mundo. Con toda seguridad hay musulmanes que son tolerantes, no son fanáticos, y sufrirán las consecuencias del accionar fundamentalista de sus más intolerantes hermanos de creencias -- un evidente caso en donde los justos pagarán por los pecadores.
La libertad de expresión que damos como algo natural y garantizado entre nosotros está bajo ataque, y desaparecerá si no es defendida con valentía y decisión. Hoy, los censores vendrán por algunas caricaturas poco graciosas sobre Mahoma, pero mañana serán sus palabras y sus ideas las que serán silenciadas.
Nos guste o no, ahora todos somos Daneses.